Acabo de leer dos artículos en El País sobre Obama. Uno de Richard Ford, el otro del genial Manuel Vicent. Semblanzas totalmente recomendables para comprender un poco mejor al nuevo presidente Norteamericano, en el que gran parte de la humanidad tiene depositada su confianza.
Como se ha comentado bastante, no creo que Obama sea lo que conocemos en Europa como un hombre de izquierdas, ni que sea un claro exponente del sueño Americano, pues no deja de ser un hombre de color de clase alta. Como explica en un excelente artículo Vicenç Navarro, en Norteamérica es más fácil superar las barreras raciales que las sociales.
De todas maneras, parece que es el hombre oportuno en el momento preciso, la persona perfecta para realizar el New Deal que Norteamérica y el mundo necesita.
El imperio Norteamericano da claros síntomas de decadencia, quizás las formas del imperio deban suavizarse para sobrevivir. Muchas veces en la historia, las reformas se han utilizado como estrategia para evitar la ruptura total, o sea, la revolución. El amigo Obama hará bien en suavizar las formas y apelar al diálogo. Bajar los humos del imperio si quiere mantener la supremacía, aunque solo sea por un poco de tiempo más.
El fin del imperio Norteamericano, como el de todos, es inexorable. Pero mientras tanto, es mejor asistir a una política internacional, donde prime el diálogo y las formas y no la imposición. La herencia es difícil, pero Obama tiene de su parte el carisma y la gran ilusión generada, lo que le da un margen importante de maniobra, al menos durante un tiempo.
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