Recientemente hemos realizado, en la sede del PSC de Rubí, un debate sobre la caída del muro de Berlín. Entendiendo este hecho de vital importancia en la historia del siglo XX, por cuanto marca un antes y un después en la lucha y el debate político.
Para algún liberal como Fukuyama , la caída del muro supuso el fin de la historia , el triunfo del capitalismo y de la economía de mercado por encima de todo.
No creo que deba ahondar en consideraciones sobre este tema que ya salieron en el debate, y además fue uno de mis primeros escritos en el blog. Pero si me gustaría comentar que se abre ante la izquierda un nuevo panorama político con nuevos retos.
La caída del referente comunista dejó perpleja a buena parte de la izquierda Europea, que quedó sin referente ideológico, a pesar de que muchos partidos como los socialdemócratas ha ce tiempo que habíamos superado la ortodoxia comunista.
Desde luego el descarte del Marxismo – Leninismo, como alternativa a la democracia liberal no puede justificar las imperfecciones del sistema capitalista.
En los últimos 20 años, un capitalismo que, como dice Hobsbawn, ya no tiene miedo, se lanza de forma desbocada a un desarrollo incontrolado que nos ha llevado a la crisis económica actual. Todo esto enmarcado en un pensamiento único del que nos habla Ramonet donde la economía está por encima de la política, el mercado es el ídolo y siempre es mejor más privatización y menos estado.
Los socialdemócratas, debemos ser capaces de superar las imperfecciones del sistema capitalista, sistema que necesita un rígido control estatal sobre la economía, como ha puesto de relieve la crisis actual. Tenemos el reto de gestionar un capitalismo que ya no tiene miedo a la alternativa y como tal, intenta reducir conquistas sociales.
No estamos cerrados a nuevos paradigmas políticos que superen comunismo y capitalismo, porque la conquista del bienestar social debe ser nuestro objetivo, parece claro que un sistema como el capitalista, basado en el crecimiento económico constante, es inviable a medio plazo pues los recursos naturales son finitos.
En este momento los socialistas estamos en la mejor situación ideológica. La caída del bloque comunista nos dio la razón en nuestras críticas a un sistema burocrático centralizado e ineficaz, pero a su vez, la actual crisis económica nos vuelve a dar la razón en cuanto a la necesidad de un estado fuerte, que controle y este por encima del poder económico.
El mundo contemporáneo es imperfecto y lleno de injusticias sociales, tenemos delante de nosotros nuevos retos para la izquierda: En este sistema las 500 familias más ricas del mundo acumulan una riqueza superior a la de los 500 millones de personas más pobres. Millones de personas carecen de servicios básicos, la desnutrición aún está presente en muchos países, la deslocalización, el trabajo precario, la economía sumergida. Todo esto, mientras asistimos a un cambio de hegemonía mundial y tenemos el imperio Americano en retroceso.
El propósito de la economía no debe ser el lucro, sino el bienestar de todas las gentes, el crecimiento económico no es un fin, sino un medio para crear sociedades más justas.
Nosotros los socialista podemos transformar la sociedad utilizando las elecciones, utilizando el capitalismo para transformarlo de forma gradual.
Esta es, a mí parecer, la forma más eficaz de hacer política en los tiempos actuales.
Tenemos retos ante nosotros, como la corrupción, pero creo que las políticas de izquierda son posibles y capaces de transformar la sociedad, sin necesidad de recaer en nostalgias pasadas.
Para algún liberal como Fukuyama , la caída del muro supuso el fin de la historia , el triunfo del capitalismo y de la economía de mercado por encima de todo.
No creo que deba ahondar en consideraciones sobre este tema que ya salieron en el debate, y además fue uno de mis primeros escritos en el blog. Pero si me gustaría comentar que se abre ante la izquierda un nuevo panorama político con nuevos retos.
La caída del referente comunista dejó perpleja a buena parte de la izquierda Europea, que quedó sin referente ideológico, a pesar de que muchos partidos como los socialdemócratas ha ce tiempo que habíamos superado la ortodoxia comunista.
Desde luego el descarte del Marxismo – Leninismo, como alternativa a la democracia liberal no puede justificar las imperfecciones del sistema capitalista.
En los últimos 20 años, un capitalismo que, como dice Hobsbawn, ya no tiene miedo, se lanza de forma desbocada a un desarrollo incontrolado que nos ha llevado a la crisis económica actual. Todo esto enmarcado en un pensamiento único del que nos habla Ramonet donde la economía está por encima de la política, el mercado es el ídolo y siempre es mejor más privatización y menos estado.
Los socialdemócratas, debemos ser capaces de superar las imperfecciones del sistema capitalista, sistema que necesita un rígido control estatal sobre la economía, como ha puesto de relieve la crisis actual. Tenemos el reto de gestionar un capitalismo que ya no tiene miedo a la alternativa y como tal, intenta reducir conquistas sociales.
No estamos cerrados a nuevos paradigmas políticos que superen comunismo y capitalismo, porque la conquista del bienestar social debe ser nuestro objetivo, parece claro que un sistema como el capitalista, basado en el crecimiento económico constante, es inviable a medio plazo pues los recursos naturales son finitos.
En este momento los socialistas estamos en la mejor situación ideológica. La caída del bloque comunista nos dio la razón en nuestras críticas a un sistema burocrático centralizado e ineficaz, pero a su vez, la actual crisis económica nos vuelve a dar la razón en cuanto a la necesidad de un estado fuerte, que controle y este por encima del poder económico.
El mundo contemporáneo es imperfecto y lleno de injusticias sociales, tenemos delante de nosotros nuevos retos para la izquierda: En este sistema las 500 familias más ricas del mundo acumulan una riqueza superior a la de los 500 millones de personas más pobres. Millones de personas carecen de servicios básicos, la desnutrición aún está presente en muchos países, la deslocalización, el trabajo precario, la economía sumergida. Todo esto, mientras asistimos a un cambio de hegemonía mundial y tenemos el imperio Americano en retroceso.
El propósito de la economía no debe ser el lucro, sino el bienestar de todas las gentes, el crecimiento económico no es un fin, sino un medio para crear sociedades más justas.
Nosotros los socialista podemos transformar la sociedad utilizando las elecciones, utilizando el capitalismo para transformarlo de forma gradual.
Esta es, a mí parecer, la forma más eficaz de hacer política en los tiempos actuales.
Tenemos retos ante nosotros, como la corrupción, pero creo que las políticas de izquierda son posibles y capaces de transformar la sociedad, sin necesidad de recaer en nostalgias pasadas.
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