domingo, 18 de enero de 2009

Obama


Acabo de leer  dos artículos en   El País sobre Obama. Uno de Richard Ford, el otro del genial  Manuel Vicent. Semblanzas totalmente recomendables  para comprender un poco mejor al nuevo presidente Norteamericano, en el que gran parte de la humanidad tiene depositada su confianza.

Como se ha comentado bastante, no creo que Obama sea lo que conocemos en Europa como un hombre de izquierdas, ni que sea un claro exponente del sueño Americano, pues no deja de ser un hombre de color de clase alta. Como explica en un excelente artículo Vicenç Navarro, en Norteamérica es más fácil superar las barreras raciales que las sociales.

De todas maneras, parece que es  el hombre oportuno en el momento preciso, la persona perfecta para realizar  el New Deal que Norteamérica y el mundo necesita.

El imperio Norteamericano da claros  síntomas de decadencia, quizás las formas del imperio deban suavizarse para sobrevivir. Muchas veces en la historia, las reformas se han utilizado como estrategia para evitar la ruptura total, o sea, la revolución. El amigo Obama  hará  bien en suavizar las formas y apelar al diálogo. Bajar los humos del imperio si quiere mantener la supremacía,  aunque solo sea por un poco de tiempo más.

El fin del imperio Norteamericano, como el de todos, es inexorable. Pero mientras tanto, es mejor asistir a una política internacional, donde prime el diálogo y las formas y no la imposición.  La herencia es difícil,  pero Obama  tiene  de su parte el carisma  y la gran ilusión generada,  lo que le da un margen importante de maniobra, al menos durante un tiempo.

La tarea  es ardua,  debe recuperar la mala imagen de  Norteamérica  generada durante el mandato Bush. En política internacional, tiene múltiples frentes abiertos: Gaza, Irak, Irán, Afganistán. Todo esto al mismo tiempo que una crisis económica, que tiene características de depresión. Confiemos en él,  de su mandato depende en buena parte el futuro de la humanidad.

Políticos en la picota


De todos es sabido que existe un desinterés general por la política,  sobre todo entre la juventud, esto se refleja de forma bastante clara en el aumento de la abstención  en las diferentes elecciones, y creo que también, en la relativamente baja afiliación existente en  los partidos políticos.

El motivo de esto es abundantemente estudiado, sobre todo en épocas postelectorales. Creo que el tema es de  vital importancia para la salud democrática y debe ser  debatido en profundidad, especialmente en épocas no electorales.  No se trata de hacer un análisis sesudo  y extenso de las causas, que existen muchos, sino simplemente intentar debatir sobre el porque de esta cuestión.

Los motivos del desapego hacia la política, a mi entender, son de variada índole. Una parte de la sociedad percibe que  no existen grandes diferencias entre las formas de gobernar de los diferentes  partidos, se tiene la sensación de que  más o menos todos son iguales.  Por otro lado muchos votantes ven con desconfianza la acción política. Acción que se  percibe en muchos casos como un intento de aprovechar la política para el ascenso personal  y no al revés. Creo que estos dos motivos son los principales de la baja participación en algunas elecciones, aunque pueden haber otros de menor importancia, como el cansancio electoral, o a veces, una confusión de parte del electorado  en la ubicación de su opción política, sobre todo cuando se entrecruzan el eje derecha izquierda con el nacionalista, motivos estos últimos  de menor índole, y menos preocupantes que los primeros.

Parece obvio y manido que existe un rechazo de parte de los votantes  hacia la clase política, “son todos iguales, solo vienen a llenarse los bolsillos” es fácil constatar el hecho, pero ¿como intentar cambiarlo? Aquí viene la dificultad. Por supuesto no existen varitas mágicas el tema es complejo y por ende sus soluciones también. Seria quizás pedir demasiado que poco a poco, en este blog fuéramos aportando posibles soluciones  para el divorcio política y sociedad. Mientras tanto, podemos ir  trabajando la afiliación a los partidos,  explicando las acciones políticas y haciendo ver que no todos son iguales, que existen formas diferentes de gobernar, y que el manejo del gasto público es vital para la redistribución de la riqueza.

El principio mas  importante, a mi parecer, para ir recobrando un nivel de participación alto en las elecciones es conseguir que el ciudadano recobre la confianza en la clase política y por otro lado, luchar contra la indiferencia de  " es igual el que gane, de todas formas nada cambiara”, esta opinión, debe ser combatida con el discurso de las ideas.  Desde la acción política local  estamos en primera línea para explicar que no es lo mismo una  inversión que otra, y saber explicar las prioridades del gasto público.

El plan Zapatero  de inversión pública en los ayuntamientos o el plan  E, nos dan la posibilidad  de explicar a la sociedad que existen diferentes formas de salir de la crisis y que una de ellas es priorizando el gasto público, el trabajo de cada militante  es primordial para dar a conocer  que este plan es producto de un gobierno progresista, y desde luego  no se aplicaría de igual manera desde un gobierno conservador que priorizara la contención del gasto para salir de la crisis.

En la política local la cercanía al ciudadano nos da una oportunidad única para cambiar la mala imagen del político, se debe estar cercano a cualquier manifestación social o cultural  de la ciudad pero no como mero espectador, el partido debe estar presente en cada acto realizado en la ciudad de forma activa y aportando ideas en asociaciones  de vecinos, culturales, sociales etc.

Debemos comenzar a debatir ya, sobre las causas de la desconfianza de parte de la ciudadanía hacia  la política y las estrategias que se deben utilizar para recuperarla.  Me gustaría que este blog sirviera para poner un granito de arena sobre el tema.